La Nueva Evangelización impulsada
por el Santo Padre Benedicto XVI, trae para todos, nuevos desafíos en la
catequesis que exigen tener un corazón nuevo con un rostro nuevo.
Las diversas situaciones críticas
de la realidad social, cultural, educativa, económica, religiosa, en que
vivimos, provienen en su raíz no de una
crisis económica (que ya es seria), sino ética, más aun, antropológica y
si llegamos a la raíz, es una crisis de fe, de una falta adecuada formación de
conciencia en las personas. La mayoría sufre un agudo “analfabetismo de la fe”.
Si la raíz de las crisis es la ausencia de fe, tenemos que aportar una fe
renovada, convencida y viva.
Hace unos días, los participantes
del Sínodo sobre la Nueva Evangelización en Roma, mencionaban que la Nueva
Evangelización no está dirigida tanto a los agnósticos sino a los cristianos
que se han enfriado. También se dijo que por haber
pensado en evangelizar a las masas, se dejó de lado la evangelización persona a
persona, tú a tú. En efecto, dan mucha lástima las personas que han
visto claro, han experimentado algo de la vida de fe, han sido generosos y
luego se han descuidado y no han puesto remedio. No podrán ser plenamente
felices. En su conciencia está la huella de algo experimentado que nunca podrán
borrar ni acallar, aunque se justifiquen ante a sí mismos y ante los demás para
lograr una paz que ni ellos ni nadie les puede dar ya que, gracias a Dios,
tienen dentro el tribunal de la verdad que es insobornable. Seamos humildes y
sencillos para reconocer nuestras faltas de vigor cristiano y pidamos la gracia
a Dios y la ayuda a personas sabias. La fe no es un tesoro cualquiera que si se
rompe y se pierde no pasa nada; perderla es perdernos y dejar de hacer un gran
bien a los demás.
Si el núcleo de la
crisis de la Iglesia… es la crisis de fe. Si no encontramos una respuesta para
ella, si la fe no adquiere nueva vitalidad, con una convicción profunda y una
fuerza real gracias al encuentro con Jesucristo, todas las demás reformas serán
ineficaces, decía el Papa Benedicto XVI en su discurso a la Curia en
diciembre de 2011.
Por esto la Iglesia, con todos los que la formamos, debemos ser conscientes
que "los inmensos horizontes de la misión eclesial, la complejidad de la
situación presente exigen hoy modos renovados para poder comunicar eficazmente
la Palabra de Dios" (Benedicto XVI, exhortación apostólica postsinodal Verbum
Domini, 97). Esto exige, sobre todo, una renovada adhesión de fe personal y
comunitaria al Evangelio de Jesucristo.
A partir de febrero de este año 2012,
el DIDEC está sensibilizando al presbiterio, catequistas, padres de familia, y
todo hermano, del ser y quehacer de la catequesis con las nuevas propuestas de
cambios de paradigmas que propone a nivel Nacional la Catequesis en México. La Iglesia en Culiacán no sólo está cambiando
el método con los nuevos manuales e itinerario a través de los paradigmas. Se
ha de cambiar también el paradigma del catequista, del sacerdote, del laico y
de la iglesia, quien el Concilio Vaticano II es una gran luminaria para esta
perspectiva. A continuación hago de su conocimiento los paradigmas de la
catequesis en México, pues queremos que todos nos sumemos al esfuerzo de aceptar
una educación en la fe que marque el modo de pensar, sentir y vivir de las
personas:
1er
paradigma. Pasar de una
catequesis que sólo propone: verdades doctrinales, normas morales y prácticas religiosas, a una catequesis que partiendo: de la palabra de Dios, de la
persona de Jesús, de la mejor tradición
de la Iglesia y de la realidad humana de hoy, descubre y dialoga desde un
lenguaje inculturado, los significados profundos, que dan sentido a la vida de
los discípulos de Jesús.
2do.
paradigma. De una Catequesis que ve al
catequista como agente único….. a una catequesis que responsabilice a la
familia, a la comunidad y a sus pastores en este ministerio.
3er. paradigma. Es necesario
pasar de una catequesis, casi exclusivamente orientada a los sacramentos, a una
catequesis con talante misionero, iniciático comunitario y con fuerte dimensión
social.
La persona madura en vida de fe tiene un “sí”, a la luz, a la verdad,
al bien, a la relación personal de amor con Dios, al amor, a la libertad, a la
vida, al sentido. Tenemos que vivir profundamente la convicción de que
Jesucristo es el único Salvador, la única vida, y eso supone no buscar la
salvación ni la vida en otra parte. Invitamos a todos los hermanos y padres de
familia asociarnos a este hermoso proyecto de una catequesis escolarizada a
favor de la vida de fe de las nuevas generaciones que confiamos sea un antídoto
poderoso para la transformación de las familias.
En este tono,
nos preparamos al II Encuentro Nacional para Catequistas en Cuernavaca del 27
al 30 de noviembre. La Diócesis de Culiacán participa con la presencia de 40
catequistas. Deseamos con el favor de Dios asentar las bases para ir preparando
el perfil de identidad del Catequista en vista a la Institución del Ministerio
del Catequista en nuestra Diócesis.
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